La publicidad es una técnica de difusión masiva, en la que una empresa lanza un mensaje a un determinado grupo social de consumidores, con el propósito de incitarlos a comprar un producto o un servicio.
1. Es una estrategia comercial y económica, conforme a las leyes de la competencia del mercado.
2. Es un mensaje para persuadir.
3. Es un fenómeno cultural de la sociedad contemporánea, pues transmite valores, modos de ver las personas, la sociedad y la vida.
Para ver los conceptos de este apartado os dejo este enlace del IES JUAN ANTONIO SUANZES
Y para que os resulte más inmediato acceder a la información más interesante para nuestro trabajo os dejo el texto que más vamos a utilizar.
La aspiración de la comunicación publicitaria es resolver una estrategia de la manera más eficaz posible, por eso se interesa, como hemos visto, por segmentar el público en diferentes perfiles, elegir un target y conocer su comportamiento pero, además, trata de saber cuáles son los determinantes de los actos de ese tipo de personas. Esta meta le lleva a los estudios de motivación, que han sido objeto de disciplinas como la bioquímica, la antropología, la economía y la sociología.Una de las teorías más extendidas afirma que los individuos se mueven por instintos, unos innatos y otros heredados. Algunos de estos instintos son:
Instinto de fuga, que provoca la emoción del miedo. Algunos anunciantes apelan al peligro en sus campañas. Nos previenen de lo que nos puede ocurrir por falta de dinero, seguridad, prevención, etc., nos recuerdan las alternativas que tenemos en determinados lugares, momentos o etapas de nuestra vida y lo que nosotros poder hacer o elegir.
Instinto de combate, que aviva la emoción de la ira. Hay marcas que han optado por señalar en sus mensajes la lucha física o intelectual que supone la vida, incluso respecto a los demás. Afirmación como “somos los líderes”, “llegamos los primeros”, etc. son muy frecuentes en la publicidad.
Instinto de repulsión, relacionado con la emoción del disgusto. Muchos productos de limpieza o higiene personal centran su publicidad en el efecto de sensaciones desagradables (malos olores, rechazo social, incomodidad…) para presentar el producto como la solución.
Instinto paternal/maternal, asociado a la emoción de la ternura. La ternura conmueve incluso a los personajes más duros. Si se trata de unos padres, es previsible que reacciones positivas ante una escena protagonizada por un niño.
Instinto de curiosidad, conectado con la emoción del asombro. Si hay una forma de comunicación que sabe crear espectáculo en poco más de 20 segundos, esa es la publicidad. Se pueden incluir imágenes o propuestas que provoquen el asombro o, es otra opción muy frecuente en los últimos años, llegar a la intriga dividiendo la campaña en dos fases.
Instinto de autoafirmación, que nos aporta la emoción del orgullo. Determinados objetos y marcas se mantienen en el mercado gracias a su vínculo con el orgullo de ser símbolo de un grupo social, del éxito económico o de un alto nivel cultural.
Instinto de la autohumillación, ligado a la emoción de la sumisión. La sumisión es enfocada en publicidad principalmente por la vía de la admiración ante otras personas con mayor capacidad o con una cualidad determinada, también por lo que posee.
Instinto de reproducción, que invita a la emoción del deseo sexual. La utilización del sexo en publicidad es muy frecuente. También, como el propio recurso, es uno de los aspectos por lo que más se la critica, aduciendo razones morales o sociales. La mayoría de las escenas publicitarias que incluyen apelaciones sexuales se resuelven a través del erotismo.
Instinto gregario, que nos conecta con la emoción de la soledad. La necesidad del individuo de agruparse y, más allá, de sentirse parte de un grupo de semejantes con los que realizar su vida da pie precisamente a la proliferación de elementos de identidad o de reconocimiento, entre los que están las marcas.
Aunque existen muchas teorías y cada anunciante y publicitario aprovecha su experiencia y tiene sus propias recetas, el comportamiento de la gente encierra siempre una incógnita. Nada asegura absolutamente que se vaya a acertar con la oferta y el mensaje.
Aunque existen muchas teorías y cada anunciante y publicitario aprovecha su experiencia y tiene sus propias recetas, el comportamiento de la gente encierra siempre una incógnita. Nada asegura absolutamente que se vaya a acertar con la oferta y el mensaje.
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