Dos pajaritos, posados en la tercera rama de un gran árbol, vieron llegar a una figura incoherente de jirafa.
Dudaron si era jirafa o espejismo hasta que la figura se sentó y abocó un saco lleno de tarjetas que cayeron desordenadas a sus pies.
Un pajarito miró al otro y ambos miraron a la jirafa que comenzó a buscar entre aquel papelerío.
- No os quiero entretener ... -habló la jirafa.
- Nos gustaría saber qué es todo eso que traes ahí- hablaron los pajaritos.
La jirafa se acomodó y comenzó:
- Todo lo que traigo en mi saco parecen papeles, cosas pequeñas... lo que uno puede encontrarse en cualquier cajón de cualquier mueble de cualquier casa... pero son cartas.
Los pajarillos estaban algo desconcertados. La jirafa siguió diciendo:
-Son cartas. No lo parecen porque son muy distintas unas de otras. Algunas son muy grandes, otras son muy pequeñas... Tienen distintos colores, distintas texturas... distintos olores... Parecen cualquier cosa, sin embargo todas pertenecen a la misma baraja...Curioso.
Los pajarillos la escuchaban con atención.
- Sois de mi confianza... Me gustáis pajaritos. ¿Os cuento el juego?
Los ojos de los pajaritos hablaron afirmativamente y la jirafíta continuó:
- Cada una de estas cartas tiene, por un lado, una palabra. Y por el otro lado una historia.
Los pajaritos comprobaron que así era. En la montaña de aquellas cartas tan dispares se podían leer palabras: "CORNETA", "PIZZERÍA", "ILUSIÓN", "RAP", "PIEZAS", "PITAR", "COMPAÑEROS", "GENEROSIDAD", "GRAFFITI", "SUEÑO", "SAN VALENTIN", "SKATEBOARD", "FIREWORK"... Y muchas otras palabras que no pudieron leer porque la jirafita comenzó a revolver la masa de cartas.
- Espera, hemos visto que tus cartas tienen palabras en una de sus caras pero no vemos escrita la historia por ninguna parte... En la otra cara, la carta está vacía.
- Ninguna carta está vacía... la historia está oculta.- Explicó la jirafa.
-¿Oculta? Explícanos.
Y la jirafa siguió:
- Esta bajara es muy, muy, muy especial. Si alguien quiere conocer cualquiera de esas historias tendría que conocer también el secreto.
-¿Tienen un secreto?
- Sí y os lo quiero contar:
Cada carta es, en realidad, una semilla y la palabra escrita en la carta es el nombre de esa semilla. Para que la carta cuente su historia hay que plantarla. Así la conoceréis. Os advierto: cada historia es tan grande como el árbol en el que estáis ahora. Cada historia crece poco a poco y llevará tiempo seguirla.Y cada historia posee unas raíces tan profundas que, las raíces de una historia abrazan las raíces de otra, de modo que crean nudos que las enlazan y las unen.
En ese momento, la tarde ya había caído y la luz era tenue pero suficiente como para ver las caras de asombro que tenían los pajaritos.
- ¿Tenéis tiempo? ¿Queréis jugar?- Les propuso la jirafa.
- En este momento lo demás puede esperar. Nos gustaría conocer alguna de esas historias.- Pidieron los pajaritos a la jirafa.
- Yo tengo que seguir mi camino. Os voy a dejar una de estas cartas. Elegidla vosotros. Con una es suficiente.
Los pajaritos tomaron la carta y buscaron la palabra que daba nombre a la semilla. Dieron varias vueltas... por un lado, por el otro...
- Pero... ¡¡¡si esta carta está vacía!!!
- No es así. Vuestra carta también tiene una historia que no conoceréis hasta que no la plantéis. Lo único que no tiene es la palabra. El nombre de la semilla lo pondréis vosotros.
Y, dicho esto, la jirafa se levantó. En su mano derecha el saco lleno. En la izquierda un sobre.
- Y ¿qué llevas en ese sobre?- Preguntaron interesados los pajaritos.
- Aquí llevo una carta: la que me ha tocado a mi. Acabo de plantarla y estoy siguiendo la
historial... No sé qué forma tendrá ni hacia dónde crecerá... Pero yo la seguiré hasta donde haga falta.
- ¿Qué palabra es?
- Leed: