El primer día, tras una exploración exhaustiva en el blanco del papel, lo único que encontró fue una madeja de hilo, totalmente caótica y enmarañada. La mejor de las opciones para cualquiera de nosotros era rendirse ante la dificultad pero no fue el caso... De la búsqueda cuidadosa obtuvo la punta del hilo. Y ese fue el principio...
Tirando del hilo apareció un personaje ciego atado al peso de una mochila aburrida. Su aspecto tieso y seco lo alejaba del protagonista que esperaba.
Pasaron varios días en los que el hilo no dejó de ser una línea absurda y solitaria de la que no cabía esperar gran cosa...
Sin embargo, al volver al blanco del papel, en la confusión de hilo enredado anidaba un pequeño colibrí.
Sorprendida, lo vió levantar el vuelo con el hilo atado a su pico...
Dedicado a N.M.R.
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