«Había una vez un muñeco de sal. Después de peregrinar por tierras áridas llegó a descubrir el mar que nunca antes había visto y por eso no conseguía comprenderlo. El muñeco de sal le preguntó: « ¿Tú quien eres?» Y el mar le respondió: «Soy el mar». El muñeco de sal volvió preguntar: « ¿Pero qué es el mar?» Y el mar contesto: «Soy yo». «No entiendo», dijo el muñeco de sal, «pero me gustaría mucho entenderte. ¿Qué puedo hacer?» El mar simplemente le dijo: «Tócame». Entonces el muñeco de sal, tímidamente, tocó el mar con la punta de los dedos del pie y notó que aquello empezaba a ser comprensible, pero luego se dio cuenta de que habían desaparecido las puntas de los pies. « ¡Uy, mar, mira lo que me hiciste!» Y el mar le respondió: «Tú me diste algo de ti y yo te di comprensión. Tienes que darte todo para comprenderme todo». Y el muñeco de sal comenzó a entrar lentamente mar adentro, despacio y solemne, como quien va a hacer la cosa más importante de su vida. A medida que iba entrando, iba también diluyéndose y comprendiendo cada vez más al mar. El muñeco de sal seguía preguntando: « ¿Qué es el mar?». Hasta que una ola lo cubrió por entero. En el último momento, antes de diluirse en el mar, todavía pudo decir: «Soy yo».
Preciosa historia!!!
ResponderEliminarHola Profundiza Music & Science, me alegra que te guste este cuentecillo. La primera vez que lo leí era fue una versión de apenas tres líneas, sin embargo me impactó por lo contundente, acertó de lleno en lo que llevo rumiando un tiempo.
ResponderEliminarUn saludo!!!
Ese pentagrama torcido como las líneas de la vida, a veces, acompañado de la música de Chopin... Nos reconcilia con lo que somos y en ese reconocimiento de pequeñez miramos hacia arriba elevados por el más bello de los ruidos... la Música!
ResponderEliminarGracias por tu comentario, Consuelo. Me alegra saber que visitas este rinconcito... y me encanta que llenes el silencio de estas páginas con la música de tus palabras.
Eliminarun gran gran abrazo, Preciosa!!!