A veces lo más sencillo es lo mejor. Con poco se puede decir tanto...
Las manos pueden hablar en silencio.
Las manos pueden abrir cualquier puerta
y dejar que el corazón se pasee
por los lugares más inesperados.
Y si el corazón avanza,
se abren puertas y ventanas
que permanecían cerradas a cal y canto,
dejando que sea la luz el nuevo habitante de la casa.
Una piedrecita lanzada al estanque silencioso
acaba ondulando la superficie de mi piel
y lo llena todo de música.
Lo menos es más...
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